Rollo: Celia V. Franco C.
Una de las grandes ventajas de ser yucateco es la cercanía que se tiene con la costa. Si se encuentra en la ciudad de Mérida llegar al puerto más importante del estado tomará cuando mucho unos 40 minutos, así que refrescarse en las hermosas playas es más cuestión de economía que de tiempo o distancia.
Si se vive en alguno de los municipios sureños, tal vez no sea tan fácil llegar al puerto pero no es que no sea imposible, es cuestión de planeación y ahorro, pero de que se puede, se puede.
La verdad es que pocas en la vida tan ricas y maravillosas como remojarse en el mar, la relajación es tanta que uno pierde la percepción del tiempo, es hasta que el cuerpo reacciona, ya sea por el exceso de solo o la falta de alimento, cuando uno considera salir.
Y es que la verdad con las temperaturas tan altas, ir al puerto refresca el cuerpo y también el alma; la brisa hace el día más fácil, la comida tan típica del litoral yucateco complementa la experiencia y, por supuesto, la compañía y la actitud pueden hacer que sea una experiencia inolvidable.
Todo mejora si hay suerte y cae una buena lluvia, después el mar queda calientito, “platito” (sin olas, calmadito), los colores del cielo sorprenden por la nitidez, las combinaciones entre una gran gama de rosados y anaranjados, una lindura.
El problema llega después cuando los mosquitos, que no saben de calor, mar o vacaciones, salen a alimentarse de los cuerpos cansados tras un gran día y vaya que saben cómo arruinarlo.
Cada año, con la temporada de lluvia llega la plaga de los nada queridos mosquitos, los que son capaces de causar un dolor tan fastidioso que terminamos por acudir a todos los remedios, aunque dejen un desagradable aroma en el lugar en donde nos encontremos.
Y eso si hablamos de los mosquitos buena onda, porque ahora hay tantas clases de ellos que unos causan dengue, otros chikungunya y otros más influenza H1N1, cualquiera de estas enfermedades puede dejar graves secuelas o incluso llevar a la muerte.
Ahora la pregunta es: si esto sucede cada año, ¿no hay forma de prevenirlo? Claro que sí, hay programas de abatización para evitar que los bichos broten, además también una temporada en donde se promueve la vacunación y cuando llega la temporada de lluvias, es normal ver a los camioncitos de la Secretaría de Salud, con un aparato en la parte trasera con la que rocían un líquido especial para acabar con los zancudos.
¿Entonces? ¿Qué pasa? ¿Es muy pronto para decir que este año los mosquitos están desatados? Tal vez sería bueno una vueltecita por la costa, sobre todo por las calles alejadas de las zonas turísticas.