El sacerdote Francisco Javier B., implicado en el asesinato de Hugo Leonardo Avendaño, al parecer tenía una doble vida, ya que por una parte era muy querido en su comunidad de feligreses, pero en secreto tendría al menos tres parejas masculinas.
Según información tomada del sitio web La Silla Rota indican que peritajes y testimonios asentados en el expediente FCIH/1/UI-1C/D/00108/06-2019, al que tuvieron acceso, indican que probablemente Leonardo y el sacerdote se encontraban juntos en la casa de éste último, cuando al practicar un «juego» se salió de control.
Testimonios indican que el religioso tenía al menos dos parejas masculinas más jóvenes que él y que de alguna manera u otra estaban involucrados a los asuntos de la parroquia.
El pasado 11 de junio el seminarista llegó a casa del párroco a bordo de su vehículo en donde permanecieron por 4 horas 12 minutos tiempo durante el cual probablemente se produjo la asfixia del joven, quien por cierto no presentó huellas de violencia o intento de violencia.
Se habla de un cómplice que ayudó al sospechoso del crimen a llevar el cuerpo del occiso en el asiento trasero de la camioneta y que condujo hasta la carretera Picacho-Ajusco.
Tras dejar el cadáver, desnudo de la cintura para arriba, Francisco Javier presuntamente llamó por teléfono a otra persona, la cual lo recogió casi a las 4:00 horas de 12 de junio y lo ayudo a huir, acorde con grabaciones del C5.
Francisco Javier no tenía antecedentes penales ni denuncias en su contra, pero los testimonios de sus parejas ayudaron a desenredar el asunto.
Los jóvenes aseguraron que el padre los citaba en su oficina para que lo auxiliaran a contar el dinero de las limosnas y ahí los intentaba convencer de ir a su domicilio.