Todos a hacer maletas, pues mañana 26 de julio es el día de “La Gran Llegada”, fecha en que, presuntamente, arribarán a nuestro planeta seres de otros mundos, pero no ha quedado muy claro si es en son de paz o a manera de invasión.
Al menos esa fue la predicción que dejó un profeta moderno llamado Gary Parker, quien en julio de 2016, involucrando imágenes de la NASA, dio a conocer que “ellos” llegarían en 2022.
En fecha precisa, dijo que sería el día 26 del séptimo mes del año.
La teoría, que para muchos es descabellada y para otros no es más que un chiste, refiere que se trataría de una invasión, aunque para algunos estudiosos del fenómeno OVNI eso sería inexacto, al considerar que civilizaciones que viajan miles de años luz lo último que querrían sería someter a una raza distinta a la suya.
Sin embargo, el físico teórico Michio Kaku decía que todo dependía de la civilización que llegara y de lo avanzado que estuvieran, para bien o para mal.
“Si son evolucionados su llegada sería constructiva, pero si se trata de una raza guerrera las consecuencias sería muy negativas para la Tierra”, declaró en alguna ocasión a manera de hipótesis.
Sin embargo, para Gary Parker asegura que “un ejército de millones provenientes del Este llegará a Jerusalén, ahí serán confrontados por una especie extraterrestre que aparecerá sobre los cielos librando una batalla como nunca se había visto. Los ojos de los guerreros estallarán y los huesos se convertirán en polvo de cal”.
Sobre esta predicción, algunos han considerado que se parece mucho a la escuchada en la serie de anime “Dragon Ball Z”, cuando el personaje Trunks del futuro llega al presente para advertir que “dentro de tres años, el día 12 de mayo a las 10 de la mañana, en una pequeña isla que está a nueve kilómetros de la capital del sur, dos individuos poderosos aparecerán. Serán unos terribles monstruos que nadie dominará”.
Para el caso de la predicción de mañana, habrá que estar pendientes y hacer maletas, en caso de que los alienígenas vengan para llevarnos a dar un paseo, o de plano atrincherarse en casa si deciden arribar en son de guerra.