Por Jorge Moreno
Hoy les presentamos un caso que nos mandaron vía correo electrónico por la señora Marta Larreaga:
“Esto sucede desde que yo vivía con mis padres en un ejido del estado de Tamaulipas; desde que éramos niños veíamos cómo se levantaban bolas de fuego en el solar que está atrás del nuestro; los patios miden 50×50 metros; ahí veíamos cómo empezaba la flama chiquita, hasta que se convertía en una gran bola de fuego que se elevaba al cielo como si fuera un rayo y a veces veíamos a dos.
”En la lámina del techo se escuchaba cómo caía un pájaro grande y caminaba por toda la casa picoteando el techo y golpeado con sus patas y pico. Nosotros éramos 11 hijos y la mayoría chicos, siempre vivíamos con miedo.
”Conforme fuimos creciendo veíamos más cosas, una de ellas era ver a un hombre con sombrero, sentado en un tronco de árbol al final del solar, fumando un cigarro y muy parecido a mi papá; cuando íbamos a acercarnos él, éste desaparecía.
”Otras veces llegamos a ver a mi hermano que estaba enfermo (en la actualidad ya murió); lo veíamos como levitando y siempre salía hacia la calle, eso hacía que quien lo veía como yo, que llegue a verlo un día a las 4 de la madrugada, pues nos enfermábamos y nos la pasábamos durmiendo en el día, a ninguno de los dos les veíamos la cara.
Horribles vivencias nocturnas
”En la noche era difícil conciliar el sueño porque nos jalaban los pies por encima de la sabana y nos estiraban el cabello y llegamos a ver sombras. Cuando yo tenía 17 años y mi hermana la que se dormía conmigo se vino para la frontera ya no quise quedarme en casa y le dije a mi mamá que yo quería seguir estudiando y quería hacerlo con mis hermanos en la frontera, pero lo único que yo quería era salirme de esa casa porque ya no quería seguir durmiendo sola.
Tras nacimiento de su hija, se repitieron los sucesos raros
”Total, llegué a la frontera y por 4 años no me pasó nada, a los 21 años me casé y un año después nace mi primera hija y con ella todo lo que nos ocurre hasta ahora, desde recién nacida le pasan cosas, primero fueron sus pañales de tela, sólo tenía 3 con unos listones largos, un dia lavé y se me quedó la ropa tendida afuera de la casa, en la noche llovió mucho y al otro di me levante para quitar la ropa y volver a lavarla, los pañales estaban trenzados con unos nudos muy raros desde abajo hacia arriba.
”Al tocarlos sentí que mi cuerpo se erizaba y los solté, me recomendaron quemarlos y tirarlos lejos, conforme ella crecía empezó a ver niños y muchachas imaginarias en la casa, al menos eso creía yo, pero cuando ya eran 3 hijos y el más chico tenía unos meses, me quedaba sola con ellos. En ese entonces mi ex esposo trabajaba de noche y llegaba a las 7 de la mañana.; de cierta manera, en mi familia aprendimos a vivir con eso”, finalizó.
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