A finales del mes de marzo pasado, meteorólogos detectaron un nuevo agujero en la capa de ozono, lo cual se dio en el Ártico, siendo un fenómeno que no se veía desde hace nueve años. Al día de hoy, por causas naturales, se ha cerrado.
Esto fue informado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que agregó que los niveles de reducción de ozono fueron peores que los detectados en 2011, pero la situación regresó a la normalidad, debido a factores meteorológicos, y el agujero se ha cerrado.
Es decir, el cierre del agujero no fue a causa de la disminución de emisiones contaminantes a causa de la cuarentena mundial por el Covid-19.
La detección de esta anomalía en marzo se debió principalmente al mantenimiento en la atmósfera de sustancias perjudiciales para la capa de ozono, pese a que el Protocolo de Montreal de 1989 prohibió su uso, unida a un invierno especialmente frío en la estratosfera (con información de López-Dóriga).