No es fácil quedarse en casa y mucho menos si uno vive al día, la desesperación de los pagos por hacer y de alimentar a la familia sin duda invaden a la mente en estos momentos en donde nos piden estar en casita si no es urgente salir, pero de verdad es algo que hay que hacer para mantenernos sanos y a nuestros seres queridos, porque esto del Coronavirus no es cosa menor.
El otro día vi la mirada impotente de unas “marchantas” que eran enviadas a su casa en medio de la mañana y una de ellas encaró al inspector: “yo no me puedo ir a mi casa, tengo que trabajar o no como; ¿quién le va a dar su comida a mis hijos?”, le preguntaba una y otra vez al joven que le explicaba que se han puesto en marcha varios programas para apoyar a los ciudadanos que no tienen un empleo formal y que, por consiguiente, no cobran puntual su quincena.
La señora no entendía la razón. “¡Esto es una exageración!”, exclamó antes de agarrar el huacal en donde estaba sentada y retirarse por completo del lugar. Lo que aquella fuerte mujer tampoco entiende es la gravedad de la situación, somos muy dados al “a mí no me va a pasar”, claro… hasta que nos pasa.
En el mundo se han enfermado más un millón 2 mil personas, de las cuales más de 51 mil 400 se han muerto. ¡Sí! Más de 51 mil personas han perdido la vida por un virus que apareció del otro lado del mundo y que ahora también nos pone en jaque.
Quedarse en casa es la manera más segura de evitar que la cantidad de muertos sea tanta en México y, por supuesto, también Yucatán. Las autoridades están poniendo todo de su parte: se cancelaron eventos, están comprando equipo para atender a los enfermos, suspendieron las clases, han hecho a un lado todo interés político y se han puesto las pilas para tomar medidas y aplicar castigos que a nadie le gustan pero que son VITALES en estos momentos.
Todos estamos intentando hacer nuestra parte: los empresarios están aguantando lo más que pueden, la mayoría se ha comprometido a pagarle a sus empleados aunque sea el mínimo, pues los negocios están cerrados; los que tienen restaurantes, ya sean pequeños, medianos o grandes, se las están viendo negras, se ha implementado un horario y además sólo pueden vender a domicilio o para llevar, pero aún así se están fajando el cinturón y se las ingenian para no tener que cerrar, pues de estos negocios depende una gran cantidad de familias.
No es fácil, por supuesto que no, pero los mexicanos somos muy optimistas y valientes; hasta de la muerte nos burlamos, así que de ésta saldremos y nos repondremos.
Lo importante es que salgamos todos. Por favor, QUÉDATE EN CASA, vamos a cuidarnos todos, por ti, por mi, por los nuestros, vamos a acatar las medidas que nos piden las autoridades y a darles la confianza de que van a apoyar a quienes más lo necesitan en esta cuarentena.
Seguro que de esta terrible experiencia aprenderemos todos, vamos a tratar de mantener el buen humor y de compartir con nuestras familias, saquemos la lotería para jugar un rato, apro- vechemos para limpiar a fondo la casa, intentemos algo nuevo pero, sobre todo, apapachémonos ahora que seguimos juntos.