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Menores de edad, la ‘mano de obra’ del crimen organizado en Progreso

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Menores de edad, la ‘mano de obra’ del crimen organizado en Progreso
La Policía Municipal de Progreso no ha podido controlar el incremento de pandillas delictivas en el puerto.

Menores de edad son actualmente la principal “mano de obra” del crimen en Progreso, al involucrarlos, entre otras cosas, al robo de motocicletas, asaltos a peatones, robos a casa habitación y venta de drogas.

Debido a la gran cantidad de tiempo que permanecen sin vigilancia apropiada, a causa de problemas familiares, padres trabajadores u otras circunstancias, menores de edad de entre 11 y 17 años, principalmente de escasos recursos en todo el puerto, se han convertido en la “herramienta predilecta” para los grupos criminales de la localidad, mismos que son reclutados por las cabecillas de las agrupaciones para formar parte de sus filas, ya que éstos pueden delinquir de manera abierta, a sabiendas que, en caso de ser atrapados, no son castigados con severidad por ser menores de edad y terminan siendo liberados horas después de llevar a cabo un delito.

Entre las bandas con estas características localizadas en Progreso y sus demarcaciones se encontraban hasta hace algunos años, “Los 13”, “Los 16”, células de la denominada “Sur 13”, así como los “Chuchulecos”, y otras organizaciones sin nombre, mismas que se han ido incrementando, llegándose a un punto actual en donde existen múltiples formaciones en diversas colonias y comisarías.

Chavos de entre 11 a 17 años dedicados al hurto de motos y casas, y al asalto callejero

En estos grupos, los menores son atraídos con la promesa de tener dinero fácil, para posteriormente mantenerlos en el negocio volviéndolos adictos a algún droga que los obligue a robar para continuar manteniendo sus vicios. Se estima que en todo el municipio son entre 300 y 500 los menores que tienen nexos con pandillas o agrupaciones delictivas para las cuales realizan trabajos o encargos, sin embargo, solo una pequeña parte de éstos ha podido ser atrapada en alguna ocasión.

Actualmente el descontrol de las pandillas ha ido en aumento, siendo uno de los principales indicativos el incremento en la violencia en que se llevan a cabo los atracos, así como la impunidad en la que operan, ya que, amparados con las leyes de protección al menor, los castigos que reciben son mínimos y muchas veces nulos, lo que los incita a continuar ejecutando esta clase de actos.

De acuerdo con el Lic. Juan Medina Rejón, el problema en la falta de sanciones a menores de edad radica principalmente en la dilatación que existe entre las aprensiones de los menores de edad que cometen algún delito mayor, y el momento en que son puestos a disposición ante la Fiscalía; o en su caso la falta de ejecución de la fiscalía de Progreso en turnarlos a la agencia 31 especializada en delitos de menores infractores, ya que según los tratados internacionales de Derechos Humanos, los menores que sean sorprendidos cometiendo delitos deberán ser turnados a las autoridades correspondientes, a fin de que estas puedan determinar el castigo que competa, situación que por desgracia no se lleva a efecto en el puerto, generando que los responsables de este tipo de actos queden sin castigo.

Medina Rejón indicó que este problema no es exclusivo de situaciones con los menores, sino que la dilatación en los procesos se presenta hasta en personas adultas, dándole armas a los delincuentes para poder armar una defensa sólida que nulifique los procesos de castigo correspondientes.