Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas, volvió a causar polémica con sus declaraciones, ya que esta vez, durante un acto político durante su visita a Tokio, Japón, dio a entender que alguna vez fue homosexual, pero que se «curó».
Durante el evento con la comunidad filipina en Tokio, Duterte se burló del senador Antonio Trillanes, de quien dijo que sus movimientos corporales “demuestran que es gay”.
“Lo bueno es que Trillanes y yo somos similares, pero yo me curé”, afirmó el mandatario citado por Rappler, un medio filipino crítico de su gobierno.
Afirmó que tomó la decisión de “volver a ser un hombre” tras conocer a su ex esposa Elizabeth Zimmerman.
Y advirtió: “No me importa si soy gay o no”. Cabe recordar que no es la primera vez que el mandatario filipino hace un comentario de este estilo, ya que en diciembre de 2017 dijo en tono de broma que se planteó hacerse bisexual para “disfrutar de ambas maneras”, pero que “eso no sucedió”.
Durante su gestión, Duterte ha cambiado su postura sobre los derechos de la comunidad LGBT en su país. Antes de ser elegido como presidente en 2016, se comprometió a legalizar el matrimonio gay.
Pero luego retiró su apoyo a esa posibilidad, argumentando que el Código Civil de Filipinas establece que “un hombre solo puede casarse con una mujer y una mujer sólo puede casarse con un hombre”.
Además, tras su discurso en Tokio, Duterte invitó a cuatro mujeres elegidas por él a subir al estrado para besarlas, casi un año después del polémico beso en los labios a una filipina en Seúl que indignó al movimiento feminista de su país.
“Primero, no deberías estar casada. Segundo, no puedes ser menor de edad. Entonces, señora ¿quiere un beso?”, espetó Duterte a la audiencia. A continuación invitó a subir al estrado a cuatro mujeres que seleccionó entre el público, de rasgos similares: jóvenes, esbeltas, piel clara y pelo largo.
”Es vuestro agradecimiento a mí. Quiero un beso labio con labio. ¿Alguna voluntaria?”, advirtió el polémico presidente, de 74 años. La primera vaciló unos segundos si besar al mandatario en los labios o en la mejilla, aunque finalmente optó por lo último, ejemplo que siguieron las otras tres.