Rollo: El Boffas
En esta ocasión, el rollo que les comparto no trata de política aburrida, de esa que suelen utilizar muchos colegas –con todo respeto- en tiempos no electorales, aunque ellos digan lo contrario. Cuestión de gustos e intereses, me imagino.
Pero, al final, sí mencionaremos algo de política, ¡pero de política cultural! La que siempre es menospreciada y de la que los politiquillos se llenan las bembas como si pretendieran hacer algo. Como siempre, sólo interesan los votos. ¡Pues tengan sus votos!
Y la política cultural de este asunto trata de un personaje muy recordado y querido por miles; su familia que mantiene la tradición y, claro, un programa televisivo y obras de teatro que desarrolló el máster Wilberth Alfonso de Jesús Herrera Pérez a lo largo de su paso por esta vida, y que ahora en el rinconcito mexicano ‘alguien’ quiere desarrollar su 4 Transformación. ¡Uy, qué mello!
¡Don Wilberth, desde el cielo, mande inspiración para que Lela y Chereque protagonicen algo relativo a ya “sabemos quién”! Con seguridad habrá un lleno total en el teatro Pedrito.
Pero, de entrada, les vamos a recordar pasajes a todo dar del creador de Titeradas.
¿Sabían ustedes que Wilberth vio la luz en el puerto de Progreso el 22 de mayo de 1943? Pero, lo más irónico y con el pecado cruel de la desmemoria, es que ninguna autoridad municipal que se ha servido de “Puercogreso” –porque, la neta, el puerto siempre está hecho un asco- ha reconocido, siquiera tantito, la trayectoria de Herrera Pérez. Obvio es que jamás han leído un poco de la biografía del que a los 12 años de edad escribió su primer cuento, en un cuadernillo de escuela, con todo y dibujos.
Desde allí, nuestro personaje ya pintaba para ser un grande en el mundo farandulero –por así decirlo- de la actuación, teatro, “telera”, guiones, dramaturgia y demás bellas artes.
Y es que en amena charla con Andrea Herrera, en el local del Centro de Investigaciones “Gerónimo Baqueiro Foster” (dirigido Enrique Martín Briceño, una de las personas más sensibles para el arte que tengo el gusto de conocer), ubicado en el populoso barrio de La Mejorada, la también heredera de la “titereada” en todas sus facetas, ella comentó que su padre siempre fue humilde, entregado y apasionado por su labor.
Y es por todo ello que entre una banda de conocedores se montó el ciclo de video y exposición ¡A gustar Titeradas! by Wilberth Herrera que comenzó el miércoles 22 de mayo (Día Municipal de Titeradas) con dos obras televisivas de antaño como “El desfile de modas” y “Puruxón Superestrella”. Y así continuarán tres miércoles más, el 29 de mayo y el 5 y el 12 de junio, cada día con dos programas –todos a partir de las 7 de la noche- que, con seguridad, les hará zurrarse de la risa y, de paso, reflexionar sobre la cotidianidad social que Wilberth siempre le imprimía a su chamba.
¿Por qué la agringada palabreja “by”? Andrea lo explicó muy sencillo: “Mi papá siempre le imprimía un sello de ‘spanenglish’ a determinados diálogos; era algo muy de él, siempre para divertir”.
Pero seguimos hablando del progreseño olvidado. ¿Estaban enterados, damas y caballeros, que el creador de más de 900 títeres, cuando falleció (27 de octubre de 2011), sólo portaba en su cartera la cantidad de 270 varitos, amén de su identificación del IFE y algunas cosillas más? Y, quizá, una tarjeta de débito. El dinero siempre es necesario, pero para Wilberth era algo secundario. El amor y cariño que le prodigaban por su trabajo era el verdadero “dólar” que requería para vivir.
En la exposición montada en el local que se encuentra en la calle 61 No. 443 por 50, los que acudan podrán echar ojo a un breve pero significativo paso de la trayectoria de Herrera. Encontrarán varios de sus amados títeres, principalmente Lela Oxkutzcaba y su eterno enamorado el gato azul Chereque, al igual que Doña Nena y su hijo Totoyo, con quienes más se puede entender las graves diferencias sociales de Yucatán.
Ah, y también podrán observar el “autorretrato” de Wilberth Herrera. El mismo, años atrás, se “elaboró” en un títere, acompañado de “La Vaca Maravilla”, también de su autoría. Algo a toda madre, la neta.
Allí encontrarán determinados artículos personales, desde sus últimos lentes hasta el primer martillo que utilizó para elaborar sus títeres, entre ellos, “La Vaca Maravilla”, que data de los años setenta. De lunes a viernes, de 9 de la mañana a 3:30 de la tarde.
Andrea rememoró que su padre, con los títeres, les enseñó a ella y a sus dos hermanos Pedro y Juan, los valores de la honradez, la honestidad y el esfuerzo. ¡Qué mejor legado!
Ah, y algo muy importante: todos los domingos, a partir de las 11 de la mañana, en el teatro Pedrito (calle 55 por 62 y 64, Centro de Mérida), se presentan obras de la familia Herrera para divertir de manera sana a toda la familia. La cuota de entrada es, simplemente, módica para gustar la mera calidad de la melcocha.
Y les reitero: “chin… chin…” para el o los que no visiten el ciclo de video y exposición de ¡A gustar Titeradas” by Wilberth Herrera.
Olviden, por un momento, sus pesares y la grilla barata electorera. Aquí sí hay –por decir- polaca, pero de la social, de la reflexiva, de la buena, la cual es un oasis encontrar. Andrea y su equipo los esperan.
Amiguitas y amiguitos, ya saben: sugerencias para que Wilberth Herrera sea reconocido siquiera, en una charla de café, en su natal Progreso, enviarlas a [email protected] y/o [email protected]