Redacción/De Peso
PETO, Yucatán.- Después de un intento de suicidio en un lote baldío, Isidro S. D., de 30 años, pedía ayuda tocando las puertas de las casas de la colonia José María Morelos, en Peto, para poder quitarse una tela del cuello que no le permitía respirar bien, pero ningún vecino salía por temor a ser asaltados o violentados.

El singular caso ocurrió en la calle 27 entre 8 y 6 de la citada colonia, cuando los vecinos llamaron a la comandancia para reportar que alguien tocaba insistente y desesperadamente las puertas de los domicilios.

Al llegar la unidad 1156, vieron a un sujeto sin playera, con un amarre en el cuello y pidiendo ayuda desesperadamente, cuando bajaron los uniformados, esa persona estaba prácticamente desvaneciéndose por no poder respirar.

Rápidamente llegó la ambulancia 21-H de la SSP, cuyos paramédicos atendieron al hombre, que terminó confesando que la tela alrededor del cuello fue por un intento de ahorcamiento en un lote baldío de la zona.

Contó que se llama Isidro y decidió quitarse la vida por la vía del ahorcamiento porque su novia la había mandado por un tubo, así que entró en un terreno, escribió dos cartas relatando el motivo de su fatal decisión y procedió al ahorcamiento.

Pero antes de todo lo anterior, en una de las cartas contó sus intimidades con su chava, y que tomó una cerveza por cada vez que sostuvo relaciones sexuales con ella… Ya se imaginarán la peda que se puso.

Seguidamente, colocó una tela en su cuello, subió a un árbol y al momento de colgar su cuerpo y dejarse morir, la tela no aguantó, se rompió y cayó al suelo.

Alcoholizado, aturdido y con la tela en el cuello, Isidro tocaba las puertas de sus vecinos para que lo ayudaran, pues la presión en su cuello le estaba dejando sin respiración. Si no fueran por las llamadas a la comandancia, el pobre de Isidro ya estaría con san Pedro.